El susto que provocan los espasmos del sollozo

Bebé asustado

En ocasiones, los niños se quedan sin respiración momentáneamente en medio de una rabieta o cuando lloran, pudiendo incluso llegar a perder el conocimiento en algunos casos. Suelen ser periodos breves que no llegan siquiera a un minuto de duración pero que parecen eternos a ojos de los adultos que los acompañan. Son los llamados espasmos del sollozo, tan inquietantes como, generalmente, poco peligrosos para los pequeños.

El niño que está padeciendo los espasmos del sollozo, además de verse privado circunstancialmente de la capacidad respiratoria, puede presentar los siguientes signos físicos: palidez en el rostro, labios morados, ojos en blanco y convulsiones en brazos y piernas. Un cuadro, que de darse al completo, asusta a cualquiera, salvo que se tenga claro de qué se trata.

Para aquellos que, viendo que el niño pierde la respiración, son capaces de identificar los espasmos del sollozo, se aconseja que actúen con tranquilidad tumbando boca arriba al pequeño para facilitar que el riego sanguíneo se incremente en su cerebro. Asimismo, se recomienda frotarle la frente y las muñecas con un paño humedecido con agua fresca, así como pellizcarle en brazos y piernas.

Sin embargo, lo que nunca hay que hacer es agitar al niño ni colocarlo boca abajo, como si se hubiera atragantado con algún alimento o alguna flema pesada. De hacerlo así, el pequeño podría asustarse y esta situación podría conllevar que el espasmo se repitiera.

Al finalizar el episodio, se recomienda mostrarse muy cariñoso con el niño, abrazarlo con firmeza y transmitirle tranquilidad. Tratar de distraerlo con cualquier cosa que pueda ser de su agrado también es una posibilidad aconsejable para que así libere su mente del desagradable momento vivido.

Los espasmos del sollozo suelen darse, sobre todo, en los primeros años de vida –fundamentalmente durante el primer año–, aunque pueden ocurrir hasta aproximadamente los siete años. En principio son de carácter involuntario, si bien algunos niños pueden utilizarlo a partir del primer año de vida como estrategia para llamar la atención de los adultos y así salirse con la suya.

En definitiva, los espasmos del sollozo no son graves ni especialmente preocupantes si se identifican como tales pero requieren mantener la calma y seguir las pausas anteriormente señaladas.

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