Los niños y su primer cuidado dental

La aversión que muchos adultos sufren ante la sola idea de pensar en que tienen que visitar al dentista, hace que en ocasiones se descuiden las necesarias revisiones de los más pequeños de la casa.

Si bien hasta hace unos años se recomendaba que los niños pasaran por la consulta del odontólogo por primera vez hacia los tres años –fecha aproximada en la que ya cuenta con todos los dientes de leche–, ahora se sugiere que acudan con tan solo un año de vida. La razón del cambio tiene que ver con que los dentistas estaban descubriendo que un porcentaje considerable de los niños presentaban caries ya a los cuatro años de edad.

Además de visitar al dentista a esa edad tan temprana, se recomienda comenzar con la higiene bucodental antes incluso de que aparezca el primer diente. Aunque el bebé no cuente aún con piezas dentales, los odontólogos invitan a los padres a que limpien las encías de sus hijos tras cada toma con una gasa humedecida, para eliminar así los restos de los azúcares de la leche del biberón que pueden adelantar la aparición de las caries.

Una vez el pequeño tenga algún diente, se debe comenzar a utilizar el cepillo aunque no se recomienda el uso del dentífrico hasta los dos años de edad. La primera pasta de dientes tiene que ser específica para niños por ser esta de bajo contenido en flúor.

Cómo afrontar la primera visita al dentista

Os dejamos algunas recomendaciones para los inicios del cuidado bucodental de los niños:

  • En principio los niños no acuden con temor por primera vez al odontólogo si los adultos no les transmiten esa sensación en algún momento. Por tanto, lo primero que hay que hacer es evitar mensajes en los que dentista y miedo vayan de la mano.
  • Si el pequeño visita al dentista desde su primer año de vida, verá con mayor naturalidad acudir a la consulta cuando adquiera más consciencia.
  • La higiene de la boca del pequeño se hará de manera más natural si se le implica al niño desde el principio y no asumen solamente los padres la tarea.
  • Utilizar a modo de amenaza la visita al dentista o la caída de los dientes ligados al consumo de dulces, hace un flaco favor a una percepción adecuada del niño acerca de la labor del odontólogo.
  • Conviene establecer una rutina reconocible por el niño a la hora de lavarse los dientes y no renunciar a la misma en ningún momento para que se pueda crear el deseado automatismo que acompañe para siempre al pequeño.

En Persohome somos especialistas en el cuidado de los más pequeños de la casa.

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