Cuando los pequeños comienzan a hablar

Una de las cuestiones que más preocupan a los padres primerizos es el desarrollo del habla de los niños. Los tres primeros años son los más importantes en la adquisición de esta habilidad, pero existen diferencias entre unos niños y otros que no deben alarmar a los padres.

Lo normal es que entre los cuatro y seis meses comiencen a emitir sus primeros balbuceos y emita sonidos que contengan sílabas como “pa” “ba” o “mi”. A partir del primer año, suelen comenzar a decir palabras simples –no siempre bien pronunciadas- cuya complejidad va aumentando a medida que pasan los meses. Un niño de dos años es capaz de mantener una conversación sencilla por lo general y a partir de los tres puede hablar con facilidad con las personas de su entorno.

El habla es una habilidad que se adquiere de forma natural, pero eso no quiere decir que los padres no puedan estimular a los hijos para mejorar su aprendizaje.

Estos son algunos consejos para ayudar a los niños

  • Ejercicios con la lengua. Desde muy pequeñitos, es bueno realizar con los niños actividades que implican que juegue con su propia lengua. Sacarla, llevarla de un lado a otro de la boca… es una forma de estimular su psicomotricidad y ayudarle en los movimientos que más tarde deberá hacer para pronunciar los sonidos.
  • Hablar a los niños con frecuencia y con vocabulario de adulto, no pronunciando de forma infantil. Tener conversaciones con los niños, aunque cuando sean bebés y creamos que no nos entiendan, es una forma de ayudarle en la adquisición de su lenguaje. Al mismo tiempo, cuando comience a emitir sus primeros sonidos, es bueno repetir lo que dice para que vea reflejado cómo suenan sus propias expresiones.
  • Jugar al «¿Dónde estoy?» Esconderse en diferentes espacios de la casa y pedirle al niño que averigüe de dónde viene el sonido es una manera muy adecuada de ayudarle a localizar el origen de lo que escucha y estimula su capacidad auditiva.
  • Preguntar con frecuencia al niño asuntos relacionados con el día a día: ¿Qué has hecho hoy en el colegio o en la guardería? ¿Qué juego quieres que hagamos hoy?…

¿Y cuándo debemos ir a un logopeda?

A pesar de que la maduración de cada niño es diferente, si observamos que el niño tiene muchas dificultades para decir palabras a partir de los dos años, si tartamudea en exceso, si emplea demasiados gestos mímicos y evita utilizar el lenguaje o si está ronco con demasiada frecuencia, es aconsejable acudir a un logopeda para hacer una valoración y, si hace falta, realizar algún tipo de terapia que le ayude a solventar sus dificultades.

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